Las torres de enfilación y la línea Tamarit

La isla de Mallorca cuenta con un gran número de estructuras militares a lo largo de su costa. Especialmente en la Bahía de Alcudia y particularmente en Can Picafort y Son Real se concentran diferentes tipos de elementos bélicos.

La construcción de estos elementos se remonta a partir del inicio de la Guerra Civil española (1936-1939). Así pues, el bando nacional impulsó la construcción de un gran número de fortificaciones costeras, conocida como la “Línea Tamarit” (Plan de fortificaciones ideado por el General Ricardo Fernández de Tamarit), para hacer frente a un eventual ataque republicano por vía marítima. Este programa constructivo se mantuvo en los años siguientes en previsión de un eventual desembarco aliado durante la II Guerra Mundial.

Las construcciones militares que más se pueden encontrar son los llamados “nidos de ametralladoras“, popularmente también conocidos como “búnkers“. Como se ha mencionado, estas tenían la función de salvaguardar las costas de una hipotética invasión. La mayor parte de estas fortificaciones fueron abandonadas progresivamente y no se documenta ningún uso militar a partir de la década de 1950. Actualmente, sólo faltan los cañones presentes dentro de sus salas, los cuales se desmantelaron sin haberse utilizado nunca.

Por otra parte, la costa de Santa Margalida también cuenta con otro elemento de la arquitectura militar no tan común: las torres de enfilación. Estas torres se construyeron en la década de 1940 para realizar ejercicios militares desde 1941 hasta 1970. Así pues, se utilizaban para que los submarinos realizaran maniobras de tiro naval y minas. De esta manera, los submarinos calculaban su posición gracias a la enfilación o superposición de las torres.

En total se construyeron 14 parejas de torres desde s’Albufera hasta la Colònia de Sant Pere. Estas se localizaban de forma regular y separadas por un intervalo de 1,2km y una distancia entre ellas de 200 metros. Actualmente, sólo se conservan 8 en toda la Bahía de Alcudia. En Can Picafort quedan tres torres de enfilación restauradas recientemente. Por otra parte, en la zona de Son Real se localizan dos torres de enfilación más en estado de deterioro.

Originalmente estaban pintadas de blanco, enumeradas y con marcas rojas a diferentes niveles. Su perfil y sus colores blanco y rojo se han convertido en la imagen icónica de la marca turística de Can Picafort.

Problemas de conservación y amenazas

La mayor parte de estas fortificaciones fueron abandonadas progresivamente y no se documenta ningún uso militar a partir de la década de 1950. Desde entonces, muchos ejemplares han desaparecido completamente y otras se encuentran en un estado de ruina muy severo. Recientemente se han implementado varios proyectos de puesta en valor de este tipo de arquitectura en diversos puntos de la geografía peninsular mediante excavaciones arqueológicas o reconstrucciones musealizadas.

Las dos torres de Son Real y todos los nidos de ametralladoras están en muy mal estado de conservación y representan un peligro para los bañistas. Sin embargo, son bienes catalogados y protegidos con un alto valor histórico.

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