Fiestas, molinos, carrerones y canteras
En el municipio de Santa Margalida hay un gran número de elementos etnológicos de alto valor histórico. Estos bienes son una parte importante del legado cultural de la población. Los bienes etnológicos se pueden encontrar en dos categorías: como bienes inmateriales (fiestas populares, folklore, gastronomía …) o como bienes materiales (artesanías, molinos, pared seca o cualquier construcción que tenga relación con el modo de vida tradicional del pueblo).
Dentro del núcleo urbano, en el punto más alto de Santa Margarita cerca de la Iglesia Parroquial de Santa Margalida se puede encontrar un buen ejemplo de molino de viento harinero del s. XVII restaurado. Popularmente, se le conoce con el nombre «Molí den Curt«. Este molino tiene la particularidad de haber sido el último en dejar de moler en Santa Margalida (1950). Se dejó de funcionar cuando en 1950 una tormenta lo destruyó parcialmente. En 2004 se restauró el molino.
En la zona rural del municipio es usual encontrar caminos con pared de piedras en ambos lados. Estos caminos son popularmente conocidos como «carrerasses» (carrerones en castellano). Las carrerasses se crearon a raíz de las segregaciones efectuadas a lo largo de los s. XIX-XX en las grandes parcelas. Se trata de márgenes de piedra en seco con pared a ambos lados del camino. Gracias a ello, se puede apreciar como delimitan los bordes de las fincas y campos de cultivo. De este modo, las carrerasses se convierten en un elemento de primer orden dentro del paisaje agrario de Santa Margalida.
La extracción de marés (piedra arenisca) ha sido una actividad muy arraigada en el municipio de Santa Margalida. La fecha de inicio de esta actividad es desconocida, ya que es se encuentran canteras junto a yacimientos arqueológicos. Gracias a la observación de las canteras de Son Real, se puede saber como era la manera artesanal de extraer la piedra hasta mediados del s. XX.
Otros elementos etnológicos representativos de Can Picafort son los embarcaderos. Hasta el siglo XVIII, aunque no necesariamente de manera ininterrumpida, la costa de las islas ha sido un entorno hostil para el establecimiento de asentamientos permanentes. De hecho, salvo algunos casos puntuales, no se crearon núcleos de población cerca de la costa hasta tiempos relativamente recientes; tanto los pueblos de los municipios costeros como los asentamientos rurales de la zona buscaban el refugio al interior. El patrón de asentamiento sobre colinas, prevaleciendo en el municipio de Santa Margalida, es un buen ejemplo de esta conducta. Sin embargo, la pesca motivó desde hace siglos la construcción de refugios para guardar las barcas y los aparejos de la actividad o bien para servir de habitación o cobijo de los pescadores. Algunos casos ya están documentados en la Edad Media. Los recortes en la roca forman un plano inclinado para facilitar el tránsito de pequeñas embarcaciones.
Museos etnológicos
En la actualidad, los museos y los archivos son los valedores y protectores de este tipo de patrimonio. Cerca de nosotros, se pueden encontrar dos museos etnológicos. Por un lado, el Museo Etnológico de Mallorca (ubicado en el pueblo de Muro) ofrece una visión global de la Mallorca preturística. De este modo, se da a conocer las costumbres, vestimenta y herramientas típicas del entorno rural de Mallorca. Por otra parte, en el Centro de Interpretación de las Casas de Son Real se muestra como era modo de vivir en las posesiones mallorquinas.
Síguenos!
Si quieres estar al día de las últimas novedades, síguenos en nuestras redes sociales